Sin saber a dónde acudir, Paul se sumerge profundamente en la historia de su vida: una entrevista con un hombre misterioso que dice ser Dios. Sentado con este hombre misterioso en el transcurso ...
Por eso, me peleo con los jóvenes: no le dan valor a lo que tienen, no se dan cuenta”. Y, en ese aspecto del último tramo de la vida, Mujica reflexiona y dice que para él Dios no existe.